Aseguramiento en la sima del Portillo.

El gran bloque que amenazaba con deslizarse taponando la galería principal, es retirado a lugar seguro.

En la mañana del sábado veinticuatro de marzo, la S. E. A. D. decidió abordar la tarea que tenía pendiente desde que se descubrió el derrumbamiento en la sima del Portillo.

Ésta no era otra que asegurar o retirar un gran bloque ubicado en una rampa altamente inestable de guijarros sueltos, que amenazaba con taponar la galería principal.

PEDRUSCO

 

Esta mole se apoyaba en un pedrusco de unos doscientos kilos que le hacía de cuña.

 

A las diez y media de la mañana, armados con un polipasto, un tractel, palas, barras de acero, rastrillas, eslingas, tornillería varia y mucho ánimo, ya estábamos en la boca de la cueva Josemi, César, Ferrer, David y Alfonso.

También nos acompañaba, por primera vez, nuestro joven amigo Jon.

Empezaron a instalar el primer pozo, de diecisiete metros de profundidad, César y Ferrer.

ENTRADA

 

Hubo que montar un sistema adicional de poleas para bajar el pesado material que necesitaríamos abajo. Decidimos trasportar en un principio sólo lo imprescindible. A las once y media ya había entrado el material, y a las doce del mediodía todos estábamos dentro, preparados para comenzar los trabajos.

Taladro en mano, preparamos una triangulación en la pared, donde colocaríamos el polipasto.

PENSANDO

Realizamos otra triangulación en nuestro bloque y con sendas eslingas lo unimos al polipasto.

Se calcula que el metro cúbico de piedra caliza pesa unos 2.400 kilos. La roca que nos ocupa tendría algo más de volumen, por lo que podemos aventurar que pesaría cerca de tres toneladas.

 

 

TRIANGULACION

 

 

 

Una vez montado el sistema, hicimos un pequeño receso para recordar las pautas de seguridad antes de iniciar la maniobra.

 

El polipasto de cadena funcionó de maravilla, con lo que no fue necesario montar el tráctel de apoyo que teníamos en reserva por si las moscas. Ayudándonos de las barras para conducir al gran peñasco, conseguimos moverlo unos metros a una zona sin pendiente. Para apoyarlo contra la pared tuvimos que recortar las eslingas y repretar la tornillería, pues se había aflojado ostensiblemente por el esfuerzo. Era la una del mediodía y ya sólo quedaba en la rampa el pedrusco donde se apoyaba inicialmente el bloque desplazado. Hubiera sido fácil empujarlo cuesta abajo y lanzarlo a través del estrecho al fondo de la sima. Pero a Josemi le pareció que encajaría perfectamente bajo nuestro gran bloque, haciendo nuevamente de cuña.

COMENZANDO

 

Como con el jefe no se discute, montamos rápidamente un “palan” aprovechando una antigua triangulación en la pared, y en un periquete la piedra estaba en su lugar de descanso.

 

Eran las trece horas y treinta minutos cuando terminamos de colocar la última pieza de nuestro particular tetris. Valoramos en ese momento si irnos ya o visitar la gruta. Si teníamos alguna duda, la insistencia de Jon nos la quitó, No podíamos dejarle sin conocer la sima llegados a este punto. Mientras Ferrer y Jon instalaban lo que quedaba de recorrido, el resto del equipo subió el material usado a superficie.

 

SIFÓN

 

Señalaremos que debido a la gran cantidad de precipitaciones de este invierno, el agua se oía rugir con estruendo por debajo de nuestros pies, y manaban diferentes fuentes. Sin embargo el nivel de los dos sifones en que acaba la cueva era prácticamente el mismo de otras veces.

Alfonso primero, y luego Josemi y César fueron desinstalando y a las dieciocho horas estábamos todos en el exterior de la “asegurada” sima del Portillo.

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